Juancho decidió bajar al río para refrescarse antes de volver a casa. El agua inquieta lo esperaba mientras se agachaba en la orilla.

Concentrado en enjuagarse las manos, en ese cansancio que nublaba los sentidos, no escuchó al principio el llanto que venía del otro lado.

Hasta que alzó la vista.

Allí estaba.

Junto a un árbol viejo, una mujer de vestido blanco casi flotaba. Su cabello ondeaba sin viento, su cuerpo translúcido brillaba con destellos rojizos. Pero lo peor eran sus lágrimas: caían sin parar, mezclándose con la corriente hasta volverse una con el río.

El miedo le atravesó el pecho y corrió, tropezando con las piedras, sintiendo cómo el terror le corroía el cuerpo. No miró atrás hasta llegar a su casita desvencijada

Pero esa noche, en su casa de tablas, el llanto no se fue. Se intensificó. Los días siguientes fueron una pesadilla. Donde mirara, los ojos de la Llorona lo seguían:

En los charcos lloraban.
Las nubes dibujaban párpados hinchados.
El viento no silbaba, lloraba.

Al tercer día, el silencio llegó de repente.

Juancho respiró aliviado. Terminó su jornada tarde, disfrutando la calma extrañada. Pero al volver, notó algo extraño: no había nadie más. Ni un alma en los senderos, ni voces a lo lejos.

Extrañado, tomó el camino de siempre, pasando por el río.

Fue entonces cuando la vio.

Una llamita parpadeaba a lo lejos, pequeña y frágil como una vela en la oscuridad. Entre más la miraba, más crecía.

Olvidó las advertencias sobre entierros y llamitas. Caminó hacia ella, cegado por una curiosidad más fuerte que el miedo.

Tropezó.

Sin haberse percatado que las piedras ahí eran filosas. Y ya cuando vio que caía, era tarde.

El filo le abrió la garganta. Cayó ahogándose en su sangre, aferrándose a la vida.

Entre la niebla de su agonía, apareció ella.

La Llorona lo miró con ojos inundados, llorando por él mientras su vida se acababa. Entendió demasiado tarde lo que quiso decirle desde el principio.

Juancho murió sabiendo una verdad terrible:

Las lágrimas de la Llorona nunca se acaban.
Solo pasan de un muerto a otro.

¿Te gustaría contar tu historia con tu encuentro o tu versión de la Llorona?

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11 respuestas a «La Llorona»

  1. Avatar de Alejandro López
    Alejandro López

    Me encanta la calidad de los dibujos, complementan completamente la narrativa, la lleva más allá.

    1. Avatar de Yong

      Te lo agradezco mucho Alejandro, gracias por el cometario y me ayudarías compartiendo este sitio web para que el proyecto crezca.

  2. Avatar de Maria Cristina
    Maria Cristina

    Excelente trabajo, se nota el profesionalismo.

    1. Avatar de Yong

      Muchas gracias Maria Cristina, te agradezco el comentario, y me ayudarías mucho compartiendo y si conoces a alguien que tenga un relato de alguna de estas radiciones orales, puedes compartirle esta página para que llegue a ellos y crezca este proyecto.

  3. Avatar de Angelica Suarez
    Angelica Suarez

    Era una noche húmeda, de esas en que la brisa caliente no deja dormir y los grillos suenan demasiado fuerte. Yo había salido en la moto de un amigo, cerca al río Sinú, porque necesitaba despejarme. El camino estaba oscuro, apenas alumbrado por la luna, y se sentía esa calma rara que antecede a algo.

    De repente, escuché un lamento lejano. Al principio pensé que era un animal… un pájaro nocturno, un perro. Pero no. Era una voz. Una voz femenina, arrastrada, como si viniera de otro mundo:
    “Aaaaay, mis hijoooos…”.

    Se me heló la sangre.
    No sé de dónde salió esa corriente de frío, pero el aire se volvió pesado. Frené, apagué la moto y quedé en silencio. El lamento volvió, más cerca.

    Intenté alumbrar con el celular, pero la luz titilaba como si se apagara sola. Entonces la vi.
    A la orilla del río, había una silueta blanca, alta, con el cabello largo y suelto. No caminaba… flotaba. Y lo más aterrador fue que, aunque no me miraba directamente, sentí como si supiera que yo estaba allí, como si me buscara con su llanto.

    Quise correr, pero las piernas no respondían. El grito cambió, ya no era un lamento triste: era un chillido agudo que me atravesó el pecho. No recuerdo cómo, pero encendí la moto y arranqué. Cuando miré por el espejo retrovisor, ya no estaba.

    Te juro que no volví a pasar por ese tramo de noche. Y cada vez que alguien me habla de la Llorona, el estómago se me revuelve porque sé lo que escuché… y lo que vi.

    1. Avatar de Yong

      ¡Wow! 🙌 Muchas gracias por compartir tu experiencia, de verdad que logra ponerle los pelos de punta a cualquiera. Me parece impresionante cómo en tu relato se siente esa atmósfera sofocante de la noche, y justo en el río Sinú, una fuente hídrica que esta muy ligada a las apariciones de la llorona desde su posible origen como diosa de la cultura mexica.
      Tu historia conecta perfecto con nuestras creencias y le da más fuerza a la tradición oral que rodea a este personaje. Gracias por aportar este testimonio tan valioso para el proyecto, seguro que muchos se sentirán identificados o recordarán algo similar al leerlo. Te agradecería que compartas esta página web con todos tus conocidos para que el proyecto siga creciendo.

  4. Avatar de Juan Ávila
    Juan Ávila

    Yo recuerdo que la abuela de un amigo siempre nos decían que si en algún momento escuchábamos a la llorona gritar por sus hijos, debíamos estar atentos a cuánta distancia la escuchábamos, es decir, si la escuchábamos lejos es porque estaba cerca a nosotros y si la escuchábamos cerca es porque estaba lejos

    1. Avatar de Yong

      ¡Gracias por compartir ese recuerdo! 🌙✨ Es increíble cómo las abuelas y mayores guardan tanta sabiduría en sus palabras. Esa idea de que la Llorona confunde con su grito como lo explicas, aparece en muchas versiones de la leyenda en distintas regiones de Latinoamérica. Justo esa ambigüedad la hace muy aterradora. Lo interesante es que aeste detalle que comentas refleja el miedo a lo desconocido y las advertencias que nos han contado desde niños para entender simbolicamente el mal. Así que tu recuerdo no solo transmite la esencia del mito, sino también la función protectora y de mal presagio que ha tenido este personaje en nuestras creencias y cultura. Te agradecería que compartas esta página web con todos tus conocidos para que el proyecto siga creciendo.

  5. Avatar de DINA LISSETH MARTÍNEZ DAZA
    DINA LISSETH MARTÍNEZ DAZA

    Conozco la version de la llorona, de una señora que perdió a sus hijos y cuando murió se convirtió en un alma en pena que sale por las noches llamando a sus hijos así AY MIS HIJOS.

  6. Avatar de Gabriel Tello
    Gabriel Tello

    Cordial saludo, esta versión de la llorona no la conocía, creo que crecí con la versión popular de la mujer que perdió a sus hijos y llora desconsolada buscándolos, es interesante ver como existen varios relatos que abarcan un mismo nombre, es un gran trabajo, espero siga creciendo con la ayuda de todos.
    Felicitaciones.

    1. Avatar de Yong

      ¡Muchas gracias por su comentario! 🙌 Es cierto, la Llorona es uno de esos personajes que demuestra la riqueza de la tradición oral, la diversidad es justamente lo que hace tan valioso recopilar diferentes testimonios y versiones, porque entre todos se va tejiendo un mapa más amplio de lo que significa la Llorona en nuestra cultura. Muchas gracias y eso mismo deseo que este proyecto siga creciendo para preservar nuestra cultira.

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